Fotografía: CRIC
Desde la Comisión Nacional de Territorios Indígenas (CNTI) expresamos nuestra profunda preocupación por la crítica situación humanitaria que viven las comunidades indígenas en el departamento del Cauca. Tal como lo ha denunciado el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), los Pueblos Indígenas enfrentan de manera simultánea hostigamientos, incursiones armadas, combates y la instalación de artefactos explosivos que ponen en grave riesgo la vida de la población civil.
El 14 de septiembre, los territorios ancestrales como Kisgó, Caloto, Corinto, Toribío y en límites del territorio de Chimborazo han sido escenario de enfrentamientos prolongados que han confinado a familias enteras, vulnerando de manera directa los principios del Derecho Internacional Humanitario. La instalación de retenes ilegales en corredores estratégicos como la vía Panamericana entre Cali y Popayán y el tramo Siberia–Pescador agudiza la vulnerabilidad de las comunidades, restringiendo su movilidad y exponiéndolas a amenazas constantes.
Estos hechos no son aislados: el Cauca se ha convertido en el departamento más golpeado por la violencia contra líderes sociales e indígenas. En lo corrido del año se han registrado asesinatos, ataques selectivos y múltiples violaciones de derechos humanos documentadas por el Observatorio del CRIC y nuestro Sistema de Información de Violencia Sociopolítica contra Pueblos Indígenas (SIVOSPI). Esta situación evidencia un deterioro alarmante de la seguridad en los territorios.
Desde la CNTI, nos unimos al rechazo categórico del CRIC frente a esta situación. Exigimos a los grupos armados el respeto absoluto a la población civil, a las autoridades y a los territorios indígenas. Igualmente, hacemos un llamado al Estado colombiano para que cumpla su deber de prevención, protección y garantía de los derechos humanos, adoptando medidas inmediatas y efectivas que salvaguarden a las comunidades y organizaciones que defienden la vida.
Los Pueblos Indígenas hemos resistido históricamente el despojo, el desplazamiento y la violencia. Hoy reafirmamos que “la vida no se negocia: se respeta y se defiende”. Por ello, hacemos un llamado urgente a los organismos de derechos humanos, tanto nacionales como internacionales, a la Defensoría del Pueblo y a la comunidad en general, a acompañar y respaldar las exigencias de cese inmediato de las agresiones y confrontaciones en el Cauca.
¡Defender los territorios, es defender la vida!