En el Día Internacional de los Derechos Humanos, las organizaciones, los delegados y delegadas indígenas de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas (CNTI) reiteramos que no hay protección de la vida sin la garantía plena de los derechos territoriales. Para los Pueblos Indígenas, el territorio no es un recurso ni una extensión geográfica: es el fundamento que sostiene todos nuestros derechos. En él se resguarda la memoria colectiva, se transmiten los sistemas de conocimiento propio, se practican las espiritualidades y se ejerce la autodeterminación. Allí se materializan la autonomía, la cultura, la educación y las condiciones que hacen posible nuestra existencia como pueblos.
Reafirmamos que la defensa de la vida exige garantizar la seguridad jurídica de nuestros territorios, condición indispensable para el ejercicio pleno de todos los derechos humanos. La protección del territorio asegura la permanencia y la pervivencia de nuestros pueblos. Insistimos en que los derechos territoriales y los derechos humanos son inseparables: conforman un mismo tejido y no pueden abordarse de manera fragmentada. Solo su garantía integral permite que nuestros pueblos vivan, decidan y proyecten su futuro común en libertad.
La defensa de la vida y del territorio por parte de los Pueblos Indígenas se ha convertido en una de las actividades de mayor riesgo en Colombia y, hoy, en una de las más peligrosas del mundo. El Sistema de Violencia Sociopolítica de los Pueblos Indígenas (SIVOSPI) de la CNTI confirma la gravedad de la situación que enfrentan nuestros pueblos. Entre agosto de 2016 y noviembre de 2025, el sistema registró 774 asesinatos contra miembros de Pueblos Indígenas en Colombia, discriminados así: 2016 (10), 2017 (38), 2018 (61), 2019 (82), 2020 (115), 2021 (114), 2022 (108), 2023 (107), 2024 (75) y 2025 (64).
Estas cifras revelan un patrón sostenido de violencia sociopolítica que afecta de manera desproporcionada a los Pueblos Indígenas y demuestra que defender la vida y el territorio continúa siendo una de las actividades de mayor riesgo en el país. En la misma línea, Global Witness ha señalado que, por tercer año consecutivo, Colombia es el país más letal para quienes protegemos la naturaleza y los territorios. Entre 2012 y 2023 fueron asesinadas 2.106 personas defensoras, de las cuales 766 eran indígenas, lo que corresponde al 36% del total.
Estos datos, en conjunto, reafirman la urgencia de adoptar medidas reales y efectivas para garantizar la protección de nuestros pueblos, nuestras autoridades y nuestros procesos organizativos. Los Pueblos Indígenas somos quienes registran proporcionalmente más asesinatos. Esta afirmación coincide con la realidad que enfrentan nuestros pueblos: una violencia persistente, estructural y profundamente ligada a la disputa por el control territorial.
En Colombia, defender el territorio se paga con la vida. Los Pueblos Indígenas sobrevivimos a una escalada de violencia sistemática vinculada a la intensificación del conflicto armado y a la recomposición de alianzas entre actores armados ilegales y poderes económicos que disputan el control territorial. A esta violencia se suma la persistente inseguridad jurídica y material sobre los territorios indígenas, que históricamente ha abierto la puerta al despojo y ha agravado los riesgos para quienes defendemos la vida y el territorio.
La ausencia de garantías territoriales debilita la protección de los derechos humanos y amplifica la vulnerabilidad de nuestros pueblos. Defender el territorio significa resistir a un modelo que amenaza nuestra existencia. Esta defensa no surge de la confrontación, sino de los vínculos espirituales, culturales y políticos que nos unen a la Madre Tierra y que se expresan en nuestros sistemas de vida, de conocimiento y de gobierno propio.
En este día, reconocemos el trabajo continuo que los Pueblos Indígenas adelantamos en la defensa de los derechos territoriales y humanos, una tarea que se expresa en múltiples escenarios y a través de diversas estrategias de incidencia política. En este marco, la CNTI como escenario ha sido decisivo para avanzar en la protección efectiva de los derechos territoriales y, con ello, en la garantía integral de los derechos humanos de nuestros pueblos.
No hay protección de la vida sin la garantía plena de los derechos territoriales de los Pueblos Indígenas. La defensa de la vida exige asegurar la seguridad jurídica de nuestros territorios, porque solo así es posible ejercer de manera efectiva todos los derechos humanos. Proteger el territorio es proteger la permanencia y la pervivencia de nuestros pueblos.
Invitamos a leer los informes de seguimiento y denuncia sobre la violencia sociopolítica contra los Pueblos Indígenas, disponibles en: https://www.cntindigena.org/informes/. Asimismo, extendemos la invitación a consultar nuestro más reciente informe sobre agresiones contra autoridades y personas defensoras indígenas, disponible en: Proteger los territorios, riesgo para la vida. Violencias contra los Pueblos Indígenas en Colombia (2023-2024)
¡Qué defender los territorios, no nos cueste la vida!






