Desde la Secretaría Técnica Indígena (STI) de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas (CNTI), denunciamos y rechazamos categóricamente las amenazas de muerte dirigidas contra la periodista indígena Sandra Chindoy del pueblo Kamëntšá reconocida presentadora de la televisión pública en Colombia.
En esta ocasión, la amenaza se materializó a través de una imagen difundida en redes sociales, donde aparece el rostro de Sandra Chindoy intervenido gráficamente, con equis sobre los ojos y una marca que simula un «tiro de gracia» en la frente, acompañada del mensaje: “Lástima lo de doña Sandra ‘Chanda’”, una burla a su apellido y una insinuación directa de violencia.
Racismo y discriminación: un problema estructural
Estas amenazas no sólo son una agresión contra Sandra Chindoy como mujer indígena y profesional, sino un atentado racista y discriminatorio contra el derecho a la libertad de prensa, la libertad de expresión y la comunicación incluyente de los Pueblos Indígenas. No se trata de un hecho aislado: es parte de una problemática estructural que refleja cómo el racismo y la discriminación continúan marcando las relaciones de poder en la sociedad colombiana.
El ataque contra Sandra Chindoy no solo denigra su dignidad como periodista, sino que intenta silenciar su voz y, con ella, la voz de los Pueblos Indígenas. Es un intento de callar a quienes, desde sus saberes y lenguas propias, comunican las realidades, luchas y resistencias de los pueblos.
Los comunicadores indígenas son frecuentemente blanco de intimidaciones, amenazas y discursos de odio, precisamente porque representan una visión del mundo que desafía los prejuicios históricos y la hegemonía cultural impuesta. Esta realidad debe ser atendida con urgencia, no sólo como una cuestión de seguridad, sino como una lucha contra el racismo estructural que aún persiste en el país.
En un país donde los comunicadores indígenas, las lideresas y líderes son frecuentemente blanco de intimidaciones, discriminación y discursos de odio, estos hechos reflejan una profunda problemática estructural que debe ser atendida con urgencia.
Exigimos protección y garantías para el ejercicio del periodismo indígena
Exigimos al Estado colombiano, y en particular a la Fiscalía General de la Nación, que adelante de manera urgente las investigaciones correspondientes, identifique y sancione a los responsables de estas amenazas.
Solicitamos a las entidades responsables de protección, como la Unidad Nacional de Protección (UNP), que garantice medidas de protección efectivas e inmediatas para Sandra Chindoy, asegurando su integridad física, emocional y su derecho a ejercer el periodismo sin miedo.
Rechazamos el racismo y la discriminación que siguen afectando a los comunicadores indígenas y hacemos un llamado a las organizaciones de derechos humanos, los medios de comunicación y la sociedad civil a denunciar y rodear con solidaridad a Sandra Chindoy.
El ejercicio del periodismo y la comunicación propia desde los Pueblos Indígenas no sólo es un derecho, sino una expresión de autonomía, dignidad y soberanía comunicativa. No permitiremos que las voces indígenas sean silenciadas por la violencia, el racismo y el odio.
¡La comunicación indígena es un derecho y una herramienta de defensa del territorio y la vida!
¡Rechazamos las amenazas y exigimos garantías para la libre expresión de los Pueblos Indígenas!