Un informe de:
Observatorio de Derechos Territoriales de los Pueblos Indígenas (ODTPI)
Secretaría Técnica Indígena
Comisión Nacional de Territorios Indígenas (CNTI)

En la actualidad, asistimos a una de las mayores crisis ambientales, climáticas y socioeconómicas a causa de la degradación del planeta que producen las acciones humanas a escala mundial.  El modelo de desarrollo científico-técnico consideró, hasta hace poco, que el crecimiento y la producción podrían continuar indefinidamente, y que los daños ambientales producidos por este uso ilimitado de los recursos renovables y no renovables se podría mitigar por medio de la ciencia y la tecnología. Pese a esta creencia, los esfuerzos no han sido suficientes para detener el problema ambiental, frenar la degradación de los ecosistemas y restaurar las áreas más afectadas. Hoy, las manifestaciones de esto son cada vez más frecuentes, intensas e impredecibles, y se intensifican con problemas sociales estructurales a los que se enfrentan los países del sur. 

En la 27ª Conferencia de las Partes (COP27), los países reiteraron la voluntad de realizar esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, mediante la creación de fondos especiales para el desarrollo de tecnologías para el control climático y para el fortalecimiento de capacidades para el afrontamiento, la adaptación y la mitigación del cambio climático. 

Año tras año, los Estados reconocen la importancia de disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, de crear economías “limpias’’ y de hacer una transición a energías renovables y ambientalmente sostenibles, pero a la vez emiten cada vez más cantidades, y no están dispuestos a negociar el modelo económico minero-energético que sostiene las sociedades contemporáneas. Diversos intereses están en juego a la hora de discutir de fondo cómo frenar la crisis, lo cierto es que la transición hacia energías limpias y la eliminación de las subvenciones a los combustibles fósiles es central desde 2021, la pregunta es: ¿Cómo se hará y cuánto están dispuestas a ceder las grandes potencias económicas en pro del bienestar del planeta y de los seres que lo habitamos?

La pregunta cobra sentido al constatar que vivimos en una sociedad que depende de los combustibles fósiles, en donde la mayoría de los bienes y servicios que se consumen tienen como fuente el gas y el petróleo, que producen impactos negativos sobre los países de América Latina, pero sin los que difícilmente se considera el funcionamiento del mundo actual.  1) los sistemas de transporte que funcionan con gasolina y diésel dependen del petróleo; 2) la electricidad de uso industrial o doméstico, la calefacción y los aires acondicionados, también funcionan a base de estos combustibles; 3) los lubricantes y grasas utilizados para el funcionamiento de máquinas (industriales, transportadoras); 4) existe adicionalmente una gama de subproductos derivados del proceso de refinado del crudo que son utilizados en distintas industrias modernas y que forman parte de la alta gama de hidrocarburos, por ejemplo: en la agricultura para la producción de fertilizantes, en la industria del plástico, en los neumáticos a base de caucho sintético, en los productos farmacéuticos como cremas y medicamentos tópicos y en la mayoría de los fármacos; también para la fabricación de colorantes, detergentes, pinturas y otros se usan destilados del petróleo como el benceno, el tolueno y el xileno. 

Es cierto que las sociedades actuales dependen de los hidrocarburos y que la economía nacional se mueve en gran medida por medio de las rentas que produce su extracción en Colombia; sin embargo, también es urgente un cambio de paradigma que transite hacia otras economías, que promueva el diálogo intercultural y la conversación entre múltiples visiones para enfrentar la crisis desde otras orillas, que involucre saberes de uso, conservación y manejo de la biodiversidad y que no pongan en riesgo la vida de seres humanos y no humanos en el planeta. 

Los pueblos indígenas se encuentran en territorios con gran biodiversidad y riqueza, muchos de estos habitan tierras en las que el subsuelo ha sido catalogado como área de potencial exploración y explotación de hidrocarburos, aspecto que los pone en una situación de vulnerabilidad con respecto a los intereses económicos sobre sus territorios ancestrales y sagrados. Los habitantes históricos de estas tierras son los más afectados, su pervivencia física y cultural, así como la biodiversidad de los territorios que preservan, se encuentran en alto riesgo, y con ellas, toda la naturaleza que nos mantiene vivos. 

En este marco, el ODPTI realiza una investigación sobre la extracción de hidrocarburos y los posibles impactos sobre los derechos territoriales y ambientales de los pueblos indígenas. En un primer momento se analiza la concepción indígena de la naturaleza y del sistema económico mundial, posteriormente se abordan las tensiones existentes entre el sector de los hidrocarburos y las comunidades indígenas en Colombia, así como los escenarios de participación con los que cuentan para la defensa de sus derechos fundamentales a la consulta previa y al territorio. 

Posteriormente se describe la problematización del extractivismo en Colombia y los conflictos por la tierra y los recursos y el control de los territorios que este desencadena.  A continuación, se realiza el balance sobre la industria de los hidrocarburos en territorios indígenas haciendo cruces de información institucional de la ANH sobre bloques de hidrocarburos, con información de la ANT sobre resguardos indígenas formalizados o con algún tipo de solicitud de formalización. Después de esto se toman tres casos hito en los que es posible ver la complejidad de la problemática territorial, las alteraciones a la cultura y la biodiversidad y las luchas de los diferentes pueblos indígenas para defender el territorio y la vida. 

 

¿Cómo se ven afectados los Pueblos Indígenas que habitan en territorios ricos en biodiversidad y potencial de exploración y explotación de hidrocarburos?

¿Cómo se ven afectados los pueblos indígenas que habitan en territorios ricos en biodiversidad y potencial de exploración y explotación de hidrocarburos?

Es cierto que las sociedades actuales dependen de los hidrocarburos y que la economía nacional se mueve en gran medida por medio de las rentas que produce su extracción en Colombia; sin embargo, también es urgente un cambio de paradigma que transite hacia otras economías, que promueva el diálogo intercultural y la conversación entre múltiples visiones para enfrentar la crisis.

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